Machuca una comida típica, según me explico mi madre hospedante aquí en el occidente de Honduras. Es plátano verde (que llaman minimo) previamente cocinado, rallado y luego freído con chicharron y otros ingrediente. Como este plato, cada día aprendo, entiendo y degusto nuevas palabras, ideas, comidas de esta comunidad llamada Santa Rosa de Copan.
Desde que nos bajamos del avión, el 11 de julio con mis compañeros, sentí un aire especial, un olor único y recuerdo haber dicho: “Huele a Latino-América”. Ellos sonreían e afirmaban que mi sensación se debía al calor y la humedad, pero en mi mente era viajar a mis recuerdos de niñez en Colombia.
Despertarme cada mañana y observar esta histórica ciudad entre montanas me hace sentir afortunada de tener la oportunidad de compartir y aprender de tanta gente humilde, amable y calurosa en este proyecto llamado “fuentes”. Cuando me detengo en la calles a observar los desechos en la calles o cuando miro sobre el balcón de mi casa la deforestación de las montanas causada por el “desarrollo económico” de la ciudad me pregunto: “como serian estas tierras hoy si los indígenas fueran aun administradores de sus riquezas naturales?”. Al mismo tiempo, la influenza norte americana es bastante presente, en varias ciudades hondureñas, pues es lo que he constatado hasta ahora. Es muy curioso de ver los nombres de los negocios en ingles, la televisión con demasiados canales estado-unidenses y la moda de utilizar marcas extranjeras en la manera de vestir. Entonces, hacia donde va la identidad hondureña?
Por el contrario, en una pequeña ciudad que visitamos en ocasión al día del Lempira, pudimos ver los niños y jóvenes desfilando trajes típicos, tocando música de la banda y representando el folclor del país. Ese dia disfrutamos mucho del calor, música, gritos y claro platanitos con una salsa que ni se como se llama.
Nuestro trabajo como equipo ha sido intenso, siempre acompañado de frustraciones y diferencias de opiniones, siendo parte de nuestro reto de trabajo, pues somos seis participantes, tres canadienses y tres hondureños (Yo soy la colombiana del equipo de los canadienses).
A pesar de las diferencias, hemos sabido sobrepasar las dificultades de trabajo en equipo gracias a un método de toma de decisiones en el cual todos debemos expresar nuestras diferencias hasta llegar a un punto de entendimiento. También, decidimos nombrar un facilitador de reunión cada vez que estamos discutiendo para poder compartir el liderazgo y asegurarnos que todas las voces sean escuchadas. Esta semana hemos definido un numero de módulos que incluiremos en nuestro taller y dividimos el trabajo de ciertos modules en parejas, otros individual o en tríos para avanzar en la búsqueda de la información necesaria para nuestro taller. Pero luego de un día de trabajo individual, nos dimos cuenta que debemos concentrarnos mas en el publico de los talleres, así tengamos que dividir un poco mas los temas entre problemáticas mas urgentes canadienses y hondureñas, pues dentro de seis semanas estaremos trabajando separados, dando los talleres en diferentes regiones de Canadá, tres de nosotros y en Honduras el resto del equipo.
Para concluir, acaba de pasar un caballo en la parte de atrás de la oficina, esta imagen hizo aun mas alegre el comienzo de nuestro día.